El año pasado en España se instalaron unos 135MW de potencia gracias a nuevas instalaciones fotovoltaicas. Esta cifra es mucho mayor que la suma de toda la nueva potencia instalada en los dos últimos años. Parece que el sector fotovoltaico vuelve a remontar, pero aún queda trabajo para retomar el liderazgo mundial.
Este desarrollo se debe al aumento de competitividad de la tecnología. El coste de producción de la energía de origen solar ha descendido hasta casi un cuarto del precio que tenía en 2017, y se prevé que siga bajando aún más. De hecho, dentro de todas las energías renovables, esta es la que más ha bajado su costo.
Estos datos de crecimiento corresponden tanto a industria como a particulares. La fotovoltaica es rentable y competitiva sin necesidad de subvenciones. Por otro lado, en España la normativa obliga a pagar el “impuesto al sol” a todas las instalaciones que superen los 10kW.
Alemania instaló 1.750 MW en 2017 a pesar de que dispone de algo más de mil horas de sol año, mientras que en España la cifra duplica ese valor al rondar las 3.000 horas anuales.