La búsqueda del ahorro en el hogar se hace cada día más necesaria, no solo desde el punto de vista económico, sino también en lo que a la sostenibilidad y eficacia se refiere. Más de un 30% del consumo energético europeo proviene del sector doméstico, y el gasto en iluminación representa más de la mitad. Por tanto, la elección de las bombillas es esencial, y la apuestas más segura suelen ser las de tipo LED. Os ofrecemos unas claves que deben ser tenidas en cuenta a la hora de determinar cuál escoger.
– Lo correcto es elegir la bombilla en función de la luz que genera y no por el consumo, información que viene determinada por los lúmenes. Una luminaria que presente menos potencia en watios y una gran cantidad de lúmenes puede suponer más de un 90% de ahorro.
– La elección del ángulo de apertura es otro parámetro esencial. Un ángulo poco amplio produce un efecto foco y es aconsejable para espacios más localizados. En cambio, si el espacio que se pretende iluminar es extenso, se requerirá una bombilla con más ángulo de luz. Al fin y al cabo, se trata de buscar el mayor aprovechamiento posible.
– El tono de luz emitida también es importante, ya que viene determinado por la temperatura de la bombilla. Las de tipo blanco frío ofrecen una iluminación intensa, equivalen a 5.800 K y son ideales para trasteros y garajes. Las de blanco puro (4.500 K) proporcionan una intensidad media y se aconsejan para oficinas, cocinas o baños. Por último, las de modelo blanco cálido (3.000 K) son más tenues y son perfectas para dependencias en las que se busca un ambiente algo más relajado.