La nueva conexión eléctrica entre España y Francia es una realidad desde el pasado 5 de octubre y durante su primera semana la capacidad de intercambio energético ha alcanzado los 2.000 megavatios. Pero este dato no se quedará aquí, y si todo se desarrolla de manera normal, el incremento podría llegar hasta los 2.800, el doble de la capacidad hasta el momento de la puesta en marcha de la obra.
La línea eléctrica tiene una longitud de 64,5 kilómetros y une las localidades Santa Llogaia (Girona) con Baixas, cerca de Perpiñán. La instalación va soterrada en una zanja de hormigón en todo su trazado, excepto en un tramo en los Pirineos, que discurre 8,5 kilómetros por un túnel paralelo a la línea ferroviaria de alta velocidad.
Del proyecto, declarado de Interés Europeo, se han encargado dos entidades: la REE (Red Eléctrica de España) y la RTE (Réseau de Transport d’Électricité). Se trata de un reto tecnológico que contribuye a los tres ejes de la política energética comunitaria, como son la seguridad del suministro de electricidad en Europa, la lucha contra el cambio climático y el desarrollo de un mercado único europeo de la electricidad. La consecución de esta interconexión es un proyecto pionero a nivel mundial en este ámbito, ya que hasta el momento nunca se había construido una línea subterránea de esta longitud y que generase tal cantidad de potencia.
En el Grupo Laura Otero nos alegramos de noticias de este tipo y abogamos siempre por la inversión en desarrollo tecnológico, más aún cuando un proyecto de este tipo nos proporcionará una mejora en la seguridad y la calidad de nuestro suministro eléctrico, así como en el del país vecino.