En la actualidad el país escandinavo es capaz de cubrir casi toda su demanda eléctrica con energía limpia, siendo su principal origen hidroeléctrico. Produce tanta que en el año 2014 firmó un acuerdo con Reino Unido para exportar su exceso de producción energética mediante una conexión eléctrica submarina.
La energía eólica también cobra gran protagonismo en Noruega, ya que en 2019 se prevé abrir el mayor parque eólico del país en Rogaland. Además, se ha acogido a los Objetivos del Desarrollo Sostenible con el fin de luchar contra el cambio climático y en 2030 reducirá un 40% sus emisiones.
La producción hidroeléctrica ha contribuido a la electrificación del transporte, de manera que el año pasado las ventas de vehículos eléctricos e híbridos representaron la mitad de las matriculaciones del país. Noruega también planea abandonar el gas como fuente de calefacción en 2020, una medida que evitaría la emisión de gases de efecto invernadero.
Su éxito se debe al esfuerzo que ha realizado para gestionar sus recursos naturales de manera sostenible y mantener su nivel empresarial sin perjudicar al medioambiente.