Australia es uno de los principales exportadores de carbón del mundo pero su gobierno está planteando recomprar las licencias de minería y derechos de explotación de los yacimientos de carbón. El objetivo de esta medida es apostar por las energías renovables y dejar atrás la explotación de combustibles fósiles. Debido a la gran presión social y mediática de las campañas activistas apoyadas por granjeros contra la industria del carbón el gobierno ha propuesto que esta se restrinja exclusivamente a una región del noreste del país y que cuente con estrictas condiciones.
Australia se dirige a una transición energética y pretende alcanzar un 50% de energía generada con fuentes renovables. Además el endurecimiento de las normas para la industria minera hace que se bloqueen las expansiones de las minas y se favorezca la explotación de otros tipos de fuentes de energía, sobre todo las renovables. El activismo medioambiental está forzando a políticos y empresas a hacer frente a las realidades científicas sobre el cambio climático.