A la larga, los pequeños detalles y la responsabilidad en cuanto al consumo eléctrico pueden repercutir en un ahorro económico en la factura. No es difícil, tan solo hay que seguir algunos patrones de conducta relativos a los hábitos. Algo que no solo tendrá incidencia en lo meramente económico, sino también en el aspecto medioambiental.
¿Cómo puedes ahorrar energía en casa y en la oficina?
En primer lugar, debes apagar los aparatos que no estés utilizando, pues el modo de espera, aunque en menor medida, continúa consumiendo energía.
Se deben apagar las luces de las estancias que estén vacías y configurar los aparatos tecnológicos enchufados a la red (televisiones, ordenadores, etcétera.) en el modo de bajo consumo.
Una buena opción también es la referida a la instalación de reguladores de intensidad del alumbrado, ajustando así la luz a las necesidades de cada ocasión.
Respecto a los inmuebles en sí de viviendas u oficinas, debemos revisar el aislamiento para asegurarnos de que no existen problemas que puedan desembocar en una mayor necesidad de consumo. en el caso del aire acondicionado y la calefacción, la temperatura óptima para no disparar el consumo está entre los 23 o 25 grados centígrados para el primero y entre los 19 y 21 para la segunda.