Un futuro en el que la capacidad de conexión fuese a la vez fuente de información, conectividad y energía. Parece algo sacado de la ciencia ficción, pero los investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, el Instituto Tecnológico de Massachusetts y otros centros internacionales han avanzado un paso en esa dirección. Recientemente han presentado el primer dispositivo totalmente flexible que puede convertir la energía de las señales wifi en electricidad.
En la publicación de su trabajo en la revista Nature, explican cómo usan una antena de radiofrecuencia flexible para capturar las ondas wifi. Después, la señal de corriente alterna se envía a un finísimo semiconductor de disulfuro de molibdeno (MoS2), uno de los más delgados del mundo con tan solo tres átomos de espesor, y este la convierte en corriente continua.
De este modo, dispositivos sin batería podrían capturar y transformar de forma pasiva las señales wifi, cada vez más presentes en nuestro entorno, en una fuente útil de alimentación. Además, presentan las ventajas de ser flexibles y poderse fabricar en grandes rollos que permitirían cubrir áreas muy grandes.