Con la llegada del mes de septiembre, el ministerio de Transición Ecológica y el reto Demográfico impulsa las nuevas etiquetas energéticas de lámparas y bombillas. Se trata de un cambio cuyo fin es simplificar las categorías y pretende ayudar a los consumidores a la hora de elegir productos más eficientes.
Las antiguas etiquetas A+, A++ y A+++ motivan mucho menos la compra de aparatos eficientes que aquellas que muestran la escala A (clase más eficiente) a G (clase menos eficiente). Este sistema más sencillo es el empleado en el nuevo etiquetado. Para incentivar dicha mejora continua en la eficiencia de los nuevos productos, se ha optado por un reescalado, donde destaca la clase A al quedar vacía, reservándose así esta categoría para futuras mejoras tecnológicas. De esta manera, los consumidores van a encontrar etiquetas cuya mejor puntuación sea una clase B. Además, y como novedad, la etiqueta incorpora un código QR mediante el cual el consumidor tiene acceso a mayor información del producto.
Si se tiene en cuenta que cerca del 12 % del consumo eléctrico de una casa se destina a la iluminación, el ahorro tras la sustitución de bombillas es significativo. Aunque las bombillas LED más eficientes son más caras, compensan por su menor consumo a largo plazo. Además, el hecho de que estas bombillas duren aproximadamente 20 años también tiene repercusiones de ahorro en el bolsillo. Las LED pueden reemplazar cualquier tipo de bombilla antigua gracias a la variedad de modelos, formas y gama de temperaturas de color, desde iluminación cálida hasta muy fría.
La mejora de la eficiencia energética es uno de los pilares de la transición hacia una economía baja en emisiones, objetivo que apoyamos y compartimos en Grupo Laura Otero.