Renovable, inagotable y no contaminante. La energía solar fotovoltaica, que se obtiene al convertir la luz solar en electricidad como consecuencia de la utilización de una tecnología que está sustentada en el efecto fotoeléctrico, gana enteros en el paisaje de nuestro país.
El apagón nuclear en España, que tendrá fecha tope en el año 2035 con el cierre de la central de Trillo, está obligando a implementar otro tipo de sistemas más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. Entre todos ellos, el de las plantas fotovoltaicas es uno de los más exitosos, teniendo en cuenta que otras apuestas, como la de la energía eólica, requieren una inversión prohibitiva, al margen de la que pueden asumir las grandes corporaciones energéticas.
Es por ello que cada vez son más los proyectos que se están llevando a cabo a lo largo y ancho de toda nuestra geografía. Cabe destacar que existen dos tipos de instalaciones, como es el caso de la central fotovoltaica y el generador de autoconsumo. En la primera, toda la energía producida por los paneles solares es derivada a la red eléctrica general. En el segundo de los casos, la energía es consumida por el propietario de la instalación, ya sea un hogar o un edificio de oficinas, por ejemplo. El sobrante se vierte a la red, del mismo modo que el propietario también puede consumir energía de la misma red cuando los paneles no generan.
Sin duda alguna, se trata de una cambio de paradigma que en Grupo Laura Otero ya venimos experimentando en los últimos años.